Sus pequeñas botas pisaban la fría
nieve mientras caminaba hasta su columpio situado en la parte trasera
del jardín, las diminutas manos de Sky se agarraban fuertemente al
columpio que se movía con velocidad. Puso su mirada en el frente y
vio la gran muralla de árboles nevados, uno de ellos, como siempre,
movía sus hojas al son del viento, bajo su grueso tronco, salía un
pequeño lobo de ojos negros y pelaje amarillento, las huellas de sus
patas quedaban impregnadas en la blanca nieve al correr hacia la niña
de ojos castaños, el animal bajó sus orejas al sentir las caricias
de Sky sobre su cabeza, intentó buscar el calor humano acurrucándose
en los brazos de ella pero un gran aullido dejó escapar la
tranquilidad, otro lobo aún más grande salió del bosque, en un
abrir y cerrar de ojos ya tenía una jauría ante ella. Unos
agarraban su capucha haciéndola caer y otros tiraban de sus
pantalones, Rose, la madre de la pequeña, corría desesperada para
salvar a su niña.
A lo lejos, el pequeño lobo amarillo
escondido tras el columpio fue testigo de los llantos de Sky y el
consuelo de su progenitora, haciendo así experimentar en el animal
un sentimiento de culpa.
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